Todo el mundo se preguntaba como vestiría Meghan Markle en su boda con el príncipe Harry. Sin embargo, nadie tenía el privilegio de saberlo por los códigos establecidos en las bodas reales. Por supuesto que esto aumentaba la curiosidad. 

Hasta que llegó el anhelado día del "cuento de hadas" que todos esperaban ver, y como era de esperarse, Meghan se robó todas las miradas al ingresar a la capilla de St. George completamente de blanco, con un velo predominante. 

Finalmente, la encargada de crear un vestido histórico y extraordinario fue Clare Waight Keller, la primera directora artística de Givenchy. Su estilo femenino y sofisticado predominó en la confección del atuendo blanco, elaborado en cadi de seda, sencillo, rígido y con un delicado escote que mostraba ligeramente los hombros.

Y ya se mencionaba más arriba, el llamativo velo tenía cinco metros de largo, estaba confeccionado con tul de seda y bordado con sutiles dibujos florales.  

¡Definitivamente la apuesta era por la modernidad y elegancia!