Luego de haber dado vida a Gerardo Montero en Perdona Nuestros Pecados, Nicolás Oyarzún pasó al horario de las 20 horas de Mega y desde octubre pasado que se le puede ver como el atormentado Franco León en Isla Paraíso.

ROSALÍA LLEGÓ A LA VERDAD QUE COMPLICA A LUCA

En la teleserie que se graba en el sur de Chile, específicamente en Chiloé, la ex figura de apuestas como Dama y Obrero, Separados y Sres. Papis interpreta a un joven noble y tranquilo que ve cómo su vida se complica en extremo con secretos del pasado y la aparición de una mujer que lo hace enamorarse por primera vez, Sofía Stölzenbach, a cargo de Montserrat Ballarín.

De lo que vive actualmente su rol y de lo que ha significado su evolución, este actor, de 32 años de edad, habla con Mega.cl.

El escenario amoroso para Franco se le ha puesto cada vez más difícil. Ahora ha aparecido Diego (Paulo Brumetti)…

-Claro. Se le pone cada vez más difícil y Franco, hace un buen rato, no está reaccionando bien con el desamor. En el fondo, son sensaciones nuevas. Ya el hecho de haber conocido a Sofía y ese amor era una novedad… y el desamor también lo es. Y él reacciona desde una pequeña desesperación del alma y con la llegada de Diego la sensación de que va a perder a la “Rucia” para siempre es muy poderosa.

Es un personaje que está totalmente atormentado…

-Sí, él viene destrozado y se le junta con todo lo que le ha pasado. Hace poco descubrió la relación de su mamá con Hernán, está lo de la guagua de Juliette y también va a estar la traición de Luca… y ahora esto de Diego, entonces yo creo que Franco está pasando el mejor momento de su vida. Y eso lo hace reaccionar de la peor forma en que ha reaccionado en su vida también.

¿Diego efectivamente es un rival potente? Ya antes se tuvo que enfrentar a Rodrigo por el amor de Sofía…

-Rodrigo le había mucho dado muchos dolores a Sofía, por lo que nunca fue un gran rival. pero Diego es un tipo resuelto, tranquilo y que la trata bien… o sea, corre con puras ventajas y Franco ofrece puros problemas. Y eso él lo sabe, por lo que está más desesperado aún. Ve que evidentemente es la peor opción que todas, pero le encantaría que Sofía lo eligiera a él.

Me imagino que Franco es un personaje que ha sido bien especial para ti, por su importancia dentro de la historia y por cómo es…

-Él siempre quiere hacer lo correcto, y eso es muy bonito, pero con todo lo que le ha ido pasando no es fácil que logre eso. Franco es un tipo que vivió una vida sana, más allá del abandono de su mamá, entonces es muy bueno y se relaciona así con los otros, pero los golpes que ha enfrentado en la teleserie lo han llevado a cambiar y bruscamente. Es un personaje precioso por todo lo que implica. Él no sabía vivir el amor y así tampoco sabe vivir los celos y todo lo que eso conlleva, por lo que trabajar ese lado de un hombre es muy entretenido. En el fondo, es como dar vida a un niño y todos los cambios que vienen en la vida desde ahí en adelante.

Franco ha mostrado grandes cambios y una evolución bien especial, con mucho sufrimiento de por medio, ¿cómo ha sido para ti interpretarlo desde ese lugar?

-Yo trato de situar a Franco en una etapa de mi vida que tiene que ver con la adolescencia, interpretarlo significa hacer un viaje a mi adolescencia, a ese dolor eterno que uno siente cuando es adolescente. Todo es terrible y él siente que todo es terrible porque efectivamente las cosas no le están funcionando… y una cosa es peor que la otra, no reacciona bien y aparecen los espacios de rebeldía que a veces tienen los adolescentes.

¿Y te ha gustado todo este proceso de Franco?

-A mí me parece muy interesante que el personaje varíe porque la gente cambia en la vida, sin perder la esencia. Se va interviniendo a través de los problemas y le afectan y en este momento Franco está en el terreno más extraño que ha pisado en su vida. Esperemos que salga el sol y se abra una ventanita, pero sino el espacio de oscuridad lo puede llevar a una transformación que tiene que ver con la maduración también del amor… porque sufrir también ayuda.