María José Prieto cumplió 42 años en febrero pasado, pero desde hace algunos meses que tuvo que asumir en Isla Paraíso un rol mayor al de ella, para el que incluso se tiñó parte de su pelo. En pantalla tenía que representar a una mujer que fue pareja en el pasado de Francisco Melo y madre del papel de Nicolás Oyarzún. Además, ahora se apronta a ser abuela.

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Acerca de esto, la actriz del Área Dramática de Mega confiesa que "ha sido un reto muy difícil de hacer, pero muy atractivo porque se diferencia de todos los otros personajes que había hecho en teleseries, en especial del último, que era Lucrecia en Perdona Nuestros Pecados, una mujer muy superficial y muy pizpireta. Aquí la Elena tiene ese peso que le ha dado la vida de haber sufrido, de haber sido mamá joven y de haber vivido en este lugar tan inhóspito".

A lo anterior, Prieto agrega que "a todo lo que te mencioné se suma el haber renunciado a su familia, y eso tiene toda una carga dramática que es muy interesante de interpretar. Siento que tiene un peso que es difícil de hacer, pero con las pausas y con el entendimiento de la vida, yo tengo que saber demostrarlo y traspasarlo en pantalla".

Consultada concretamente por lo más complejo que le ha significado este rol, María José confiesa que "lo más difícil era darle peso, credibilidad, entendimiento y empatía a una mujer que hizo lo que hizo. Era hacer algo muy lejano a mí. Y cuando me dieron el personaje pensé en que uno podría descalificar su actitud, pero poniéndose en los pantalones de Elena uno se encuentra con su realidad y la llega a entender".

En ese sentido, la actriz relata que "era una isla machista que no lograba ver a esta mujer que en verdad dio todo para irse a vivir al extremo sur en condiciones extremas y dar a luz a un hijo muy joven. Ella de verdad tuvo una depresión post parto y no pudo sostener todo lo que le pasaba… y yo la entendí desde ahí y desde ahí la he construido".

María José destaca que "Elena puede representar a muchas mujeres que han vivido algo similar, y si bien pasaron 20 años para que volviera, hay que entender también que ella tenía que madurar y salir de ese hoyo, porque a veces las personas con enfermedades extremas pasan muchos años hasta que logran salir de ese estado. Aquí ella pensó que era mejor alejarse y que una persona más sólida y madura pudiera criar a su hijo... pero en su regreso ha demostrado que creció y maduró. Y eso también es muy bonito, la evolución que ha tenido ella".