Hace cerca de 25 años que el padre Gabriel llegó a este lejano lugar. Hombre de profunda vocación; noble, alegre, divertido, entusiasta, aunque algo enojón y mal genio cuando hay que serlo. Una de sus características es que es bien preocupado por el pueblo y por su gente. Como autoridad espiritual de la isla es más bien crítico de cualquier abuso de poder y muy querido por todos por su gran encanto.

Una desilusión del alma lo llevó hace más de dos décadas a este lugar al sur del mundo del que terminó completamente enamorado por su belleza y, es por eso, que hoy su objetivo es volver a repoblar Isla Paraíso con mujeres y futuras familias. Porque entre sus sueños está ver nuevamente la abandonada plaza llena de niños jugando y celebrar matrimonios en la iglesia.

Pero su objetivo será difícil de cumplir pues los hombres de este lugar están cada día más brutos y poco caballeros. El Padre Gabriel, es quizás, uno de los pocos que se muestra galante y educado. Así que para lograr que las mujeres no huyan del lugar ante estos hombres medio salvajes, el sacerdote intentará enseñarles buenos modales, tratarlas con amabilidad, ser respetuosos y seductores cuando la ocasión lo amerite. La tarea no será fácil aunque sin duda el mayor obstáculo será Oscar León, dueño de casi todas las tierras de la isla y quien le da trabajo a prácticamente la totalidad de sus habitantes, y que es un acérrimo opositor a la permanencia de mujeres en la Isla.