Estuvimos ahí, presentes, en uno de los matrimonios más esperados de Villa Ruiseñor: Lamberto y Silvia se casaron en la casa de Ernesto Möller. Todo iba muy bien pero cuando estábamos sacándole una impresión a Mechita, Bárbara llegó agitada, consternada. Mercedes quedó helada, nos dejó plantado y con la curiosidad pegando en la incertidumbre.
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