La hermana Celeste es una mujer bondadosa, justa, solidaria, profundamente religiosa y pragmática. Al igual que su gran amigo el padre Gabriel, cree en el amor y en la familia. Es enojona y mandona y no tiene pelos en la lengua. La hermana Celeste nació tres minutos antes que su gemela Carolina. Eso, sumado a su sentido de la responsabilidad, la transformó inmediatamente en la hermana mayor. Celeste protegió a Carolina durante toda su infancia y adolescencia. Tenían una relación muy estrecha y les costaba separarse.
La relación con ella comenzó a hacerse cada vez más distante por las vueltas de la vida que tomo cada una, pero el cariño se mantuvo intacto.
Cuando Carolina llega a pedirle ayuda, la hermana Celeste está a punto de viajar a una isla perdida en la que solo viven hombres. Su misión es acompañar a un grupo de mujeres a instalarse ahí para trabajar, mejorar sus vidas y, quizás, encontrar el amor. Pero la petición de su hermana, de esconderla debido a la estafa de su cuñado que hoy la tiene al borde de la cárcel, la hace tomar la decisión de dejar que Carolina use su identidad para reemplazarla en su viaje al fin del mundo. Carolina es su gemela y nadie puede cambiar eso. Celeste está dispuesta a todo por ella. Incluso a poner en riesgo su misión.