Floja, irresponsable y cómoda, Gladys es un parásito dentro del pasaje, pero se ha ganado la amistad de Laura y la simpatía de Maite a costa de contar sus desgracias amorosas. Su meta en la vida es encontrar un hombre proveedor, pero su discurso es el de una mujer independiente y trabajadora, cosa que jamás ha sido. Quedó embarazada cuando era muy joven, por lo que su hija Roxana fue prácticamente criada por sus padres, hasta que la situación no dio para más y las echaron a ambas a la calle por aprovechadoras.