Gloria es la reina mala de la Blancanieves. Resentida, frustrada, sin embargo muy graciosa, malpensada, copuchenta, clasista y hasta xenófoba. Así es ella. Guapa y preocupada de la facha, no deja nada al azar porque la preocupación por su apariencia es el motor de su vida. No sale a la calle sin una gran capa de maquillaje. Tampoco le ha trabajado jamás un día a nadie, y está convencida que una buena apariencia abre todas las puertas que uno puede imaginar.

 

Pero es desconfiada, y es precisamente su hija Angelina la que debe cargar con todos sus demonios y fantasías. Porque Gloria desconfía de todos, y está segura que sin ella Angelina podría terminar embaucada o con un crío en su panza. Por eso anda siempre con mala cara y acostumbra a mirar en menos al resto de las mujeres con las que llegó a repoblar Isla Paraíso. Lo que nunca se imaginó es que en este lugar extremo del mundo deberá lidiar con la emancipación de Angelina. Madre e hija llegarán a un punto de tensión máxima cuando Angelina le diga que no la quiere ver más. Gloria se dará cuenta entonces, de que es ella la que necesita a su hija y no al revés, porque muy en el fondo, y a pesar de verse tan autosuficiente, tiene pánico de quedarse sola.